Que a mí lo que me gusta es provocarte, que me mires, no enseñarte nada y que me imagines.
Porque el fuego no se comparte sólo entre las sábanas, que las orgías que protagonizan nuestras neuronas pueden sacurdir los cuerpos más gélidos y hacer que se derritan a los placeres de la percepción.
Porque el fuego no se comparte sólo entre las sábanas, que las orgías que protagonizan nuestras neuronas pueden sacurdir los cuerpos más gélidos y hacer que se derritan a los placeres de la percepción.
1 comentarios:
No puedo estar más de acuerdo. A veces la desnudez real y tangible de la persona amada o simplemente deseada (por paradógico que parezca) no supera esa desnudez o esa orgía imaginadas y recreadas a nuestro "antojo" por nuestras habilidosas neuronas.
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